12 de diciembre de 2010

Yo si puedo

"Yo no podría". He escuchado y dicho esa frase tantas veces que me suena a chiste cuando la oigo. Tengo 23 años y me prometo a mi misma no usarla de nuevo porque sería mentirme.

El dicho que dice "nunca digas de este agua no beberé" cobra hoy más sentido que nunca en mi vida haciendo recuento del camino que llevo trazado desde que existo como ser humano. Límites autoimpuestos, mentiras que funcionan de calmantes, envidias encubiertas, falsa dignidad, falsa modestia, miedo al fracaso y poca tolerancia a la derrota. Eso es lo que conlleva afirmar que "Yo no podría".

La teoría general de las cosas la tenemos más que clara y pretendemos llevarla a cabo en la práctica, pero bien es sabido que la única teoría que realmente funciona es aquella que nace de la práctica, de la acción, del hecho en sí.

Puedo decir que "yo no podría" tal o cual cosa, pero es demasiado cómodo hablar. "El movimiento se demuestra andando" dice otro refrán  popular y siento que es el momento de enfrentar la vida de esa manera. Nada de límites, nada de mentiras, nada de comodidades. Quiero los logros desde el "yo puedo", no desde el "me da miedo, no quiero".

Extrapolo esta reflexión a todos los ámbitos de la vida diaria. Tanto los afectivos, como los profesionales, académicos, sociales o de salud. No pienso ser mi enemiga, me perdono y me apoyo, me voy conmigo a la vida.