19 de enero de 2010

Dulce nostalgia

Hoy, después de casi un año, me han dado y me he dado, la oportunidad de sacar cosas de dentro que a nadie había explicado. Me han dejado contar mi experiencia, me han dejado transportarme al pasado, he repasado conversaciones y sensaciones. He vuelto a Nicaragua desde la mente occidental.

Puede sonar extraño, pero cuando estaba allí me sentía tan a gusto con todo y todos, que emprendí un viaje mental hacia sus creencias más profundas, sus valores y costumbres y dejé a un lado los míos; sinceramente, encajaba mejor con ellos que con lo que supuestamente era mío, lo que llevaba en mi mochila desde España, desde que nací.

Cuando pasa el tiempo y revisas lo vivido siempre queda una imagen distorsionada de una misma, en otro contexto, otro momento y lo sientes como otra vida incluso. Cuando me recuerdo allí, entre personas increíbles que llenaron mi vida de alagos y mimos, me doy cuenta de lo mucho que les debo y lo nítido que quedó mi recuerdo allí, casi como un olograma. A día de hoy, después de 9 meses de mi marcha, siguen recordándome que estoy presente en ellos. Siguen recordándome, por qué siguen presentes cada día en mí.

Es muy difícil volver y no querer marcharte de nuevo. No querer volver a esos rincones dónde reíste a carcajadas y lloraste sin consuelo de alegría o pena. Y no queda otra que mirar adelante, seguir el camino que el corazón va marcando. Buscar la felicidad, aunque vayas llenando tu diario de recuerdos que nadie entiende, porque nadie ha sentido el amor de unos amigos que no se olvidan con el tiempo, de unas famílias capaces de adoparte como una más, de unos niños capaces de hacerte sentir primordial en sus vidas y de una energía en general que nadie podrá borrar por el resto de mi vida.

Nicaragua ha sido agua y fuego para mí, luz y penumbra, cielo y tierra, amor y paz. Y aunque el destino me esté llevando a otros lugares y mi futuro sea incierto, aunque con espectativas increibles, ese pedazo de tierra en el que viví 7 meses de mi vida se quedó con parte de mi memoria y de mí para siempre.

La nostalgia es bonita cuando no duele y yo solo siento alegría al recordar mi Nicaragua.

1 comentario:

  1. ...pues estos corazones nicaragûenses no se cansan de tus recuerdos que aùn forman parte de nuestro presente!

    ResponderEliminar

Huellas