22 de mayo de 2011

Se querían

Se querían. Se querían tanto que aun se quieren. Ellos no lo saben porque olvidar es más fácil de lo que se suele pensar; tuvieron una vida entera para acostumbrarse al amor y también a esas mariposas que ya no quisieron volar más en sus estómagos después de la monotonía. Sus hijos se llamaron de diferentes formas, uno se llamaba como tú, los demás ya ni me acuerdo. Como se querían tanto sin saberlo, hicieron del amor un ritual diurno y un placer nocturno extrapolado a todos los sentidos. Palabras como caricias bajo el sol, caricias que hablaban bajo la luna. Entre los dos escribieron un libro llamado "nosotros" que no encuentra más editorial que mi blog para ser editado, y pese a ello, jamás serán palabras las que lo escriban, ni papeles los que le den forma. El lienzo son las sábanas de su cama y la tinta el sudor de sus cuerpos; el lienzo son las palmas de sus manos, la tinta las cosquillas de sus dedos entrecruzándose, incitando al cuerpo. 

Se querían tanto que aun se quieren. Y aunque ellos no lo saben por las mañas que preceden sus acciones, hay segundos, milésimas de tiempo en que sus miradas se buscan para decirse: Te quiero. 

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