14 de febrero de 2010

La oscuridad ante la luz

Estos últimos días no me ha sido complicado ver la profundidad de ciertas imágenes... y eso me ha hecho, en cierto modo, sucumbir a la tristeza.

En esa caja que preside todos los comedores (del primero hasta del tercer mundo), nos machacan con imágenes tan crudas que ni toda la la bondad del mundo podría vestirlas de mentiras para no sufrirlas. Nos hemos habituado al dolor de los demás como si fuera una caricatura del nuestro. Tres segundos de palabras aprendidas, de maldiciones y críticas, y volvemos a la vida del que tira, del que malgasta y compensa con mentiras, un mundo lleno de incertezas.

Tuve miedo de encontrarme a mí, de aquí a un par de años, acomodada en el sofá, diciendo "yo ya cumplo, soy socia de Intermón" y seguir viendo la tele diciéndome a mí misma: "ya hice lo que pude...ahora que cumplan otros...quiero acabar de pagar mi hipoteca"...

Hablando de mi hoy, quiero dejar la certeza de que me consume el consumismo y me mueve el corazón... supongo que quién haya estado dónde estoy, entiende la confusión que siento en mí, desde que pude verme sin nada, y entender que también así, soy feliz...

Y suena la tele de fondo, masacrando ideales y neuronas que en otras circunstrancias, hubieran dado con la tecla, para salvar no solo el mundo, si no el conjunto de planetas...

2 comentarios:

  1. Vamos a vigilarnos de cerca para que no nos pase eso, que no nos pase la vida por delante...

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  2. El problema es pasarse la vida sobreviviendo. Vive.
    Si lo piensas fríamente, no tenemos que hacer ninguna otra cosa!!

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