10 de febrero de 2010

Ya no me quedan fuerzas

Una y otra vez luchando contra un muro impenetrable de años de obcecación. Miradas penetrantes, palabras hirientes y comprensiones erróneas de buenas palabras... Entender lo que se quiere y escuchar lo que interesa, moldear el mensaje, dejarse llevar y explotar en cólera.

Celos, miedos y angustias. Ansiedad y culpabilidad. Culpabilizar y herir. Huir y gritar. Desconcierto, agonía y soledad.

No es justo estar presente en la vida de otros y causar y ser causa de ese malestar. No tenemos la culpa de crecer con otras conexiones cerebrales, trabajar más unas habilidades que otras, comprender el mundo y la vida de una manera totalmente distinta. No podemos negarnos para satisfacer al prójimo. Tampoco negarlos para sentirnos realizados...

¿Debería el día a día darnos herramientas para vivir sin complicaciones? ¿O es ese propio día a día el causante de que las grietas en las relaciones acaben partiendo el alma en dos?

Aire nuevo, enfriar la mente, renovar la visión y dejar que el corazón gane terreno...


Me mueves sentimientos; desequilibras mi bienestar...

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