13 de noviembre de 2010

Adoro andar por ti

Hoy he podido sentirte una vez más aquí y he descubierto que adoro andar por ti.

He recorrido tu mirada cabalgando por tus pestañas, una a una, flexibles y eternas, tan tuyas que las he envidiado sanamente; ya sabes, como se envidia a quién quieres, con amor. He bajado por tu nariz como si fuera un tobogán y me he agarrado a tus labios, no sé con qué, pero mi vida pendía de ello. Suaves, cálidos y perfectos emparejados me han regalado una sonrisa que me ha llevado a tu pelo. Y ahí, perdida y enjaulada en la libertad de tu azotea, me he quedado quieta sintiendo el movimiento leve de tu vida, notando el calor de tu mente, la melodía de tu silencio y la paz de tu existencia.

He abierto los ojos y seguías tan lejos como ahora que estás leyendo esto. He abierto los ojos y el aire me olía a ti.

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